Bebamos de nuestros cuerpos, quitemos la sed de sabiduría.

miércoles, 3 de octubre de 2012

Tus saberes dejan de existir cuando el humo penetra en tu alma.
Mi mente funciona como mil cerebros, 
mi alma se enciende como mil velas,
eres mi horizonte y mi cacerola de monedas. 
Tus pelos se erizan al ver ese sol que recorre tu vientre.
Los ojos de la monja parecen exaltantes al ver un hombre con quién se penetra.

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